Mi hijo mayor tenía antojo de un cabecero de bambú, pero el bambú es caro y yo recicladora nata no estaba dispuesta a gastar demasiado.
Aprovechando un cabecero de lo mas simple le propuse hacer una imitación, aunque él no las tenía todas consigo, yo fui a lo mio...
Le pinté los bordes de color wuenge, como los armarios que tiene en su habitación y lijé el tablero para que la cola pegara bien después.
Tenía unos cuantos tubos de cartón, todos del mismo diámetro.
Solo tenía que cortarlos longuitudinalmente y pegarle unos cordones de papel (las asas de bolsas del mismo material)
Los cilindros no eran tan largos como el cabecero, así es que tuve que pegar unos con otros.
Y después de ver mil imágenes de bambú en internet, pinté los tubos.
Luego pegar y barnizar para preservarlos.
Este es el resultado final, él no se cree el resultado y yo estoy contenta.
Espero que también os guste a vosotros.
Pasaros por allí que hay cosas preciosas.